Creando hábitos.

““ El éxito no se logra solo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia , de método y de organización.” 

Víctor Hugo

 

Tendemos a pensar que esas personas que vemos ir al gimnasio, levantarse por la mañana temprano, leer un libro a la semana o comer de manera saludable cada día, lo hacen sin esfuerzo, porque les sale de manera natural y siempre disfrutan de realizar esas tareas. Muchas veces tenemos la creencia de que lo que a nosotros nos cuesta horrores, otros lo hacen sin ningún tipo de esfuerzo.

¿Qué te hace pensar que para la otra persona es todo más sencillo?

Obviamente, no vemos todo lo que hay detrás.

Generar un hábito no suele ser tarea fácil. Nuestro cerebro se resiste a los cambios y, sobre todo, a aquello que “a priori” no nos gusta, aunque sepamos que nos hace bien.

Yo también he pasado por eso, así que tras leer algunos libros sobre el tema y con mucha prueba y error, hoy vengo a traerte esas cosas que a mí me han funcionado para generar hábitos en mi rutina.

Empecemos hablando de qué es un hábito: según James Clear, especialista en formación de hábitos de larga duración, “un hábito es una rutina o conducta que se practica con regularidad y, en muchos casos, de manera automática”.

Es importante saber qué te lleva a tener un hábito u otro. En realidad, podríamos decir que no existen malos o buenos hábitos, ya que todos los hábitos que tenemos cumplen una función. Lo que debemos tener en cuenta es si esos hábitos son efectivos para lograr aquello que deseamos. Por ejemplo, si tu meta es mejorar tu condición física y salud, el hábito de ver televisión durante varias horas cada noche mientras te tomas una tarrina de helado, en lugar de hacer ejercicio, probablemente no sea el más eficaz para lograrlo.

Lo primero que debemos hacer es tomar conciencia de los hábitos que dificultan aquello que queremos conseguir o que nos alejan de la persona que queremos ser.

Pregúntate: ¿Esto me ayuda a convertirme en la persona que quiero ser? ¿Me acerca a mi objetivo o me aleja?

A continuación, te comparto 6 estrategias que me han ayudado a crear rutinas que me acercan un poco más a mi mejor versión:

1.      Tener un “para que” potente.

Tener un “para qué” potente.
Tener una razón que verdaderamente te mueva es, creo, una de las formas más potentes de conservar un hábito.
Mi cuenta pendiente siempre ha sido el deporte. Debo reconocer que he intentado de todo. Sabía lo bien que me sentía después de hacerlo, a pesar de la pereza que me daba comenzar, y recurría a esa sensación y a ese recuerdo para mantener la rutina.
Me apuntaba al gimnasio con amigas.
Lo hacía desde casa si veía que el problema era la pereza de salir.
Me preparaba las zapatillas y la ropa la noche anterior para no pensar y vestirme nada más levantarme de la cama.
Hacía sentadillas aún en pijama…
Pero lo cierto es que no lograba mantener la rutina de hacer ejercicio, hiciera lo que hiciera.
Después de tener a mi hijo, sentir que se me dificultaba cargar el carrito para meterlo en el coche hizo un "click" en mi cabeza. Fui madre a los 40, así que empecé a hacer cálculos sobre la edad que tendría mi hijo cuando yo tuviera 50 o 60. No fueron cálculos muy difíciles, como puedes comprobar, y entonces me planteé: ¿en qué forma física quiero estar para poder jugar, pasear y disfrutar de mi hijo?
Desde ese día, no fallo a mi ejercicio, y lejos de suponerme un esfuerzo, me motiva cada día más.

Es por ello que te invito a que busques la verdadera razón por la que quieres incorporar ese hábito a tu vida, la razón profunda que conecta con tus valores y cómo ese cambio va a ayudarte a acercarte a la persona en la que te quieres convertir.

2.      Uno a la vez.

Muchas veces me empeñé en hacer muchos cambios a la vez. Hacer deporte 3 veces por semana, aprender inglés, leer diez páginas cada día. De repente, quería convertirme en la mujer con las rutinas perfectas y al final todo quedaba en nada porque se volvía imposible hacerlo todo al mismo tiempo. No digo que no se pueda; lo que digo es que a mí no me funcionó. Si ya era un esfuerzo ir al gimnasio tres veces por semana, especialmente con mis horarios de trabajo complicados. Además, centrarme en otras tareas que no eran habituales para mí acababa siendo una carga que no estaba dispuesta a soportar.

Me di cuenta de que era mejor instaurar una sola tarea y, cuando eso ya formara parte de mi rutina de manera natural, plantearme empezar con otra cosa e incorporarla a mi rutina ya existente.

3.      Póntelo Fácil.

Simplificar el proceso de creación de hábitos es fundamental. Cuanto más fácil te lo pongas, más probabilidades tendrás de hacerlo y no perderte por el camino.

Este consejo me sirvió para empezar a comer mejor. Mi manera de facilitarlo fue dedicar tiempo a organizar el menú de la semana, lo que me facilitaba la tarea de hacer la compra. Ya tenía planeado qué iba a comer cada día, y como había hecho la compra pensando en ello, no me faltaba ningún ingrediente. Además, incluso cuando llegaba a casa con poco tiempo, no tenía que pensar qué hacer porque ya estaba planificado, así que iba directo a la acción sin dudar y no caía en la tentación de comer "cualquier cosa".

Además, esto me ayudaba a adelantarme si había que preparar algo más elaborado, y la noche anterior dejaba todo preparado.

4.      Retómalo lo Antes Posible.

Los imprevistos surgen y es inevitable que algún día, por los motivos que sean, nos veamos obligados a saltarnos la comida saludable o dejar de lado los entrenamientos cuando nos vamos de vacaciones.

Si abandonamos nuestra rutina durante unos días, lo importante es retomarla lo antes posible. Si dejas pasar muchos días sin hacer algo, puedes perderte en las excusas para volver al camino. Por eso, si te vas de vacaciones, pon una fecha límite para retomar tu rutina de deporte, lectura o alimentación. Cuanto más lo pospongas, más probabilidades tendrás de deshacer el trabajo que has logrado hasta ahora y estarás más lejos de la persona que deseas ser.

5.      Registra tus logros.

Llevar un registro de tus hábitos puede ser muy motivador. ¿Conoces esa sensación de tener una lista de tareas en la agenda y tacharlas cuando terminas una de ellas? Pues justo eso es lo que me proporcionaba llevar un registro de hábitos. Esa sensación de logro me ayudaba a mantener el foco en el lugar correcto.

Puedes utilizar una agenda, una libreta o alguna aplicación móvil que te ayude a llevarlo siempre contigo. Yo he usado durante mucho tiempo mi agenda, pero también la aplicación Trello, que te permite crear listas de tareas y mover o archivar aquellas que ya has completado o las que están en proceso.

6.      Se amable contigo misma.

No te castigues si flaqueas en el camino; no pretendas hacerlo perfectamente. Si un día no puedes darlo todo, da la mitad o lo que puedas. Es mejor hacer poco y mantener la constancia que abandonar por querer ser perfecta. No siempre tenemos el mismo nivel de energía ni las mismas ganas; la vida pasa y no somos lineales. Aprende a adaptarte, trátate con cariño y valora los logros que consigas. Mantén una mentalidad de progreso y no de perfección.

No olvides ser realista con lo que te propongas; de poco valen las estrategias si no somos realistas al marcarnos nuestros objetivos. Crear hábitos que perduren en el tiempo no es una tarea fácil, pero con enfoque y estrategias adecuadas, es posible. Solo debes encontrar lo que mejor te funcione a ti.

 ¿Qué hábito quieres empezar a construir hoy?

 

Nota Adicional: No quiero concluir este escrito sin recomendarte el libro "Hábitos Atómicos" de James Clear, el cual ha sido una parte fundamental de la bibliografía utilizada para este texto. Muchas de las estrategias que han funcionado para mí las he descubierto en su libro. Aquí comparto algunas después de haberlas probado, como mencioné al principio de este texto, basándome en lo que me ha servido para lograr mejoras personales. Recuerda que no todas las estrategias funcionan igual para todos, por lo que te animo a explorar más sobre hábitos y descubrir técnicas adicionales que puedan ser útiles para ti leyendo este libro.

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