Año nuevo.
“Establecer metas es el primer paso para transformar lo invisible en visible.”
Tony Robbins
Hemos llegado al último mes del año, y no puedo evitar reflexionar sobre lo que ha sido 2024 para mí: un año lleno de retos, aprendizajes y, sobre todo, ilusión por los nuevos proyectos.
Esta época invita a mirar atrás y revisar lo vivido, pero también a mirar hacia adelante con nuevas metas y objetivos. Prefiero hablar de metas u objetivos porque los propósitos suelen quedarse en ideas vagas, que muchas veces no se concretan o se abandonan a la primera dificultad.
Al cerrar el año, me gusta hacer dos cosas que me ayudan a avanzar. Pero no siempre fue así. Hubo una etapa en la que también repetía frases como: "el próximo año haré más deporte" o "me gustaría llevar una vida más sana". Eran planteamientos poco claros que, como te imaginarás, no llevaban a ninguna parte.
Volviendo al tema, ahora tengo dos hábitos que me ayudan mucho al finalizar el año.
El primero es evaluar el año que termina: recordar y celebrar mis logros. Reconocer lo que he conseguido me ayuda a reforzar mi autoestima.
Los logros deben celebrarse en el momento, pero también merece la pena revisarlos con perspectiva y valorar que todo el esfuerzo ha tenido su recompensa. Por supuesto, también reviso aquello que no salió como esperaba, porque incluso esas experiencias me han dejado aprendizajes y me han mostrado la importancia de ajustar la ruta cuando es necesario. Este repaso me da claridad para decidir lo que quiero hacer en el año que empieza.
El segundo hábito es, precisamente, eso: definir mis objetivos para el nuevo año y trazar una hoja de ruta. Pero no me quedo en planteamientos generales; pienso en metas específicas y en cómo puedo alcanzarlas. Tener claridad sobre lo que quiero y cómo voy a hacerlo me da dirección y me mantiene motivada durante todo el proceso.
¿Y cómo hago todo esto?
Para lograrlo, suelo realizar una serie de ejercicios que combinan reflexión, visualización y enfoque. Estas prácticas me ayudan a alinear mis objetivos con mis valores y a mantener la motivación a lo largo del tiempo. A continuación, comparto contigo las que más me han servido y cómo puedes aplicarlas tú también.
Revisa tus valores: ¿Por qué es importante este punto? Nuestros valores cambian a lo largo de la vida. No siempre tenemos los mismos intereses y, sobre todo, las prioridades de nuestros valores suelen variar con el tiempo. Déjame darte un ejemplo: hace un par de años, la calma estaba entre mis cinco valores principales. En ese momento, vivía sumida en el estrés y había pasado recientemente por un proceso de ansiedad. Lo que más deseaba era sentirme en calma y en paz, porque durante mucho tiempo no tuve esa posibilidad, y se había convertido en algo urgente para mí.
Hoy en día, la calma y el bienestar siguen siendo esenciales, pero ya no están entre los primeros valores en mi lista. Afortunadamente, he encontrado equilibrio en ese aspecto, y otras prioridades han tomado protagonismo en mi vida, desplazando la calma a un lugar menos urgente.
¿Y por qué es tan importante que revises tus valores y hagas tu propio ranking para el próximo año? Porque tus valores son tu brújula. Son la guía que te ayuda a mantenerte alineada con tus objetivos. Si tus metas no están en sintonía con tus valores, el camino se vuelve más complicado y el esfuerzo necesario para alcanzarlas puede resultar abrumador.
Tomarte el tiempo de reflexionar sobre tus valores y ajustarlos a tus prioridades actuales puede marcar una gran diferencia en la claridad y la motivación con las que afrontas tus propósitos para el nuevo año.
Vision board: Crear un tablero con imágenes y palabras que representen tus metas es una forma muy poderosa de conectarte con tus objetivos. Al tenerlo en un lugar visible todo el año, empiezas a interiorizar tus objetivos como si ya los hubieras alcanzado. Esto no solo refuerza tu confianza y motivación, sino que también activa tu mente para encontrar soluciones y oportunidades que te acerquen a lo que deseas. Al visualizar constantemente tus logros, estás entrenando tu cerebro para enfocarse en lo importante y mantenerte en el camino hacia tus metas.
El método para hacer este tablero es el siguiente: primero, define tus metas, escríbelas de forma clara y específica. Luego, busca imágenes, frases o palabras que representen lo que quieres lograr; puedes recortarlas de revistas, imprimirlas o hacer un collage digital. Una vez que tengas todo, organiza las imágenes en un tablero físico o digital, asegurándote de que sea visualmente atractivo y significativo para ti. Finalmente, colócalo en un lugar donde puedas verlo todos los días para mantenerte motivada y enfocada en tus objetivos.
Palabras clave: Elige tres palabras que definan cómo quieres vivir tu próximo año. Estas palabras deben reflejar tus valores, intenciones u objetivos principales, tanto personales como profesionales. Tenerlas siempre presentes te ayuda a mantener el enfoque y a tomar decisiones alineadas con lo que realmente deseas lograr. Es un ejercicio sencillo pero poderoso para dar claridad y propósito a tus acciones a lo largo del año.
No quiero terminar este texto sin recordarte lo esencial que es formular bien un objetivo: asegúrate de que sea concreto, con una fecha límite y que, sobre todo, sea realista. Además, crea un plan de acción que detalle los pasos que te llevarán a alcanzarlo. Un objetivo bien definido no solo te da claridad, sino que también aumenta tus posibilidades de éxito al saber exactamente qué hacer y cuándo hacerlo.
Te deseo un año lleno de claridad, enfoque y entusiasmo para lograr todo aquello que te propongas. Recuerda que cada pequeño paso cuenta.
Este nuevo año tienes la oportunidad perfecta para transformar tus deseos en realidad.
¡Feliz Año Nuevo!
Nota: En otros textos de este blog te hablo de la importancia de los valores y de vivir en coherencia para encontrar el bienestar. Puedes acudir a ellos si quieres ampliar esta información.